Emprenda un viaje inolvidable desde las blancas cumbres del Pirineo hasta los horizontes ocres de las inmesas llanuras esteparias del valle del Ebro. Bosques mediterráneos, hayedos infinitos, castillos medievales, cascadas mágicas, vertiginosos desfiladeros y ermitas solitarias salpican paisajes de inusitada belleza poblados por singulares especies animales y vegetales. No deje de conocer las fiestas y tradiciones milenarias de esta tierra, la rica gastronomía aragonesa, generosa como pocas con los mejores frutos de la tierra; y, como no, la hospitalidad y el carácter de sus gentes.
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