Esta ruta también discurre entre el litoral y el interior y, de nuevo, combina el cosmopolitismo con la tradición y el encanto de los pueblos blancos; la gastronomía basada en el pescado con los sabrosos productos de la sierra.
Algarrobo-Costa y Torrox Costa albergan gran parte de la oferta de turismo de playa de la zona, con infraestructuras que ganan cada año en calidad, como el recientemente inaugurado Paseo Marítimo de Torrox. No obstante, donde el desarrollo turístico es sin duda más acusado es en Nerja. Esta hermosa localidad costera posee un rico patrimonio arqueológico y monumental, aunque sin duda lo que más llama la atención son sus mundialmente conocidas Cuevas de Nerja. Cuando la ruta se adentra por el interior discurre entre poblaciones de claro sabor rural, cuyo denominador común se resume en calles estrechas y empinadas de trazado recoleto, que dan fe de su antiguo pasado musulmán. Luz, paredes blanqueadas y flores completan la bellísima estampa de cada uno de estos pueblos. Un ejemplo es Frigiliana, encantadora localidad cuyo casco urbano morisco múdej ha sido premiado en varias ocasiones por su excelente estado de conservación. En esta zona de viñedos merece ser destacado Canillas de Albaida, cuyos vinos son de los más apreciados de la comarca. También Cómpeta, que celebra cada agosto su Noche del Vino, momento mágico cuando miles de personas suben hasta sus 636 metros de altitud a beber, cantar y bailar. Este año Cómpeta brilla con luz propia ya que celebra su Año Santo Jubileo, siendo la primera localidad andaluza en ostentar este privilegio. Pero sin duda, una de las festividades más singulares de la ruta es la Fiesta del Níspero, en Sayalonga, el sentido homenaje de todo un pueblo al fruto que le da riqueza.
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