Ceuta

De la Septem Frates romana a la Septa árabe pasando por la Ceita portuguesa: Ceuta, ciudad milenaria y crisol de culturas.

Una de las doce pruebas del mitológico Hércules fue la unión del mar Mediterráneo con el océano Atlántico creando así el Estrecho de Gibraltar coronado por sus dos columnas: Abyla y Calpe o, lo que es lo mismo, Ceuta y Gibraltar en sus dos orillas.
No puede existir mejor metáfora de lo que simboliza Ceuta que la unión de dos mares, de dos continentes y de infinidad de culturas a través de su historia marcada por su carácter fronterizo, puerta y paso obligado de cualquier mercante en su ruta por el Mediterráneo.

Historia
La presencia de Ceuta en la historia se remonta al mundo heleno y al dominio cartaginés. Los romanos la nombraron Septem Frates por sus siete colinas hermanadas y la promocionaron Civitas romanorum para así afianzar el control comercial en el Estrecho.
Posteriormente, cuando el mundo islámico dominaba gran parte de Occidente, Ceuta no podía ser menos y quedó impregnada de su rica cultura la cual transpira a través de su legado en la actualidad.
Pero, sin duda, la conquista que marcó el devenir de lo que hoy es Ceuta se debe a los portugueses: desde 1415 hasta 1640 la ciudad bebe de lo mejor de los lusitanos para convertirse en joya de la corona portuguesa hasta la absorción de esta por la monarquía hispánica donde los ceutíes deciden anexionarse a España hasta la fecha.

Patrimonio histórico y natural
El patrimonio histórico cuenta con un magnífico conjunto monumental en las Murallas Reales, entre otros ejemplos de fortificaciones que van desde el medioevo hasta nuestros días. Además, la ciudad cuenta con numerosos museos, varios yacimientos arqueológicos visitables, templos barrocos y una notable arquitectura del siglo XX. La Catedral, la Casa del Ayuntamiento, el Santuario de Santa María de África, el Antiguo Mercado de Abastos, la modernista Casa de los Dragones, la Ermita de San Antonio... son sólo alguna bellas muestras del acervo cultural de esta ciudad. En cuanto a los museos, conviene no perderse el Museo Arqueológico, el de la Legión, el del Desnarigado y el de la Basílica Tardorromana en pleno centro de la ciudad.
Su patrimonio natural se fundamenta en las panorámicas sobre el Estrecho, que permiten disfrutar de un espacio sorprendente, con vistas sobre dos continentes y tierras de tres naciones. En esta confluencia de dos mares se producen maravillosos amaneceres y puestas de sol, sin que falten bosques por los que pasear ni playas en las que tomar el sol. La sierra de Bullones y su Mujer Muerta, una formación rocosa con forma de mujer; el Monte Hacho, ya citado por Homero; los Miradores de Garcia Aldave y el de la Ermita de San Antonio; y, por supuesto, su costa, son los hitos que el viajero no puede perderse.

Heredera de su pasado, la perla del Mediterráneo mira al futuro orgullosa de ser una ciudad cosmopolita, en la que conviven europeos, africanos y asiáticos, y que soprenderá al viajero por su mosaico de culturas y la variedad de su oferta turística.