Al adentrarse en el casco histórico de Bujalance el viajero descubre los restos del Castillo-Alcazaba. Un edificio imponente que atestigua la importancia estratégica de este enclave cordobés.
Contó con siete torres de defensa, de las que hoy perviven tres. Junto a esta fortaleza se encuentra la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, la joya monumental de Bujalance. Su torre, de 55 metros, es la más alta de la provincia cordobesa, unas proporciones de catedral. El templo es de estilo gótico-renacentista, levantado a lo largo del siglo XVI y que contó con la intervención de los arquitectos Hernán Ruíz I y II. Consta de tres naves sin crucero, separadas por arcos de estilo ojival. El interior de la parroquia está presidido por el retablo de la capilla mayor, obra de finales del XVI. Fue concertado con Guillermo de Orta y acabado por Andrés de Castillejo, que luce seis tablas pintadas por Leonardo Enríquez de Navarra. De principios del siglo XVIII es el retablo y camarín hexagonal de la Virgen del Rosario, situado en la capilla del Sagrario, uno de los más hermosos del barroco cordobés. La Iglesia de San Francisco es otro de los conjuntos más destacados de Bujalance. Sus dos portadas muestran la eclosión del barroco andaluz. La torre es otro de los elementos más destacados de esta parroquia. El Hospital de San Juan de Dios se construyó en 1609, con un notable patio claustral con arquerías de ladrillo sobre columnas. Del Convento de Santa Teresa, fundado en 1708, destaca su retablo mayor de madera tallada policromada. La Plaza Mayor de Bujalance está presidida por el Ayuntamiento, construido en el siglo XVII, bajo el reinado de Carlos II. Al pasear por su casco urbano el viajero descubre sus casi medio centenar de Casas Señoriales, construidas en los siglos XVII y XVIII.
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