El Parque Natural alberga uno de los patrimonios arqueológicos de mayor importancia de la provincia.
Son muchos los rincones a visitar del Parque, que engloba unas 22,500 hectáreas de una belleza sobrecogedora, incluyendo más de 1,200 especies vegetales y la particularidad del elevado endemismo de su fauna.
Es significativo el número de rapaces que se pueden avistar en la zona, como el águila real, calzada, o culebrera, el ratonero común, el gavilán, el azor o el halcón peregrino.
Todos ellos otean hasta el más mínimo movimiento desde su posición privilegiada sin ignorar tal vez que las entrañas de la comarca se hayan recorridas por infinitud de cauces subterráneos que afloran en diversos manantiales y pozos, gracias al origen calizo de las formaciones rocosas de la zona. Sin ir más lejos la Dehesa de la Alfahuara, donde se sitúa la masa boscosa más importante del Parque Natural, toma su nombre del árabe que significa fuente o surtidor.
Un poco más al norte, enclavado en el impactante Estrecho de Santonge, destaca también la famosa Fuente de los Pastores en cuyos alrededores se han encontrado diversos restos de pinturas rupestres. Siguiendo la ruta, a pocos kilómetros, es más que aconsejable la visita a la cueva de Ambrosio, un importante yacimiento paleolítico que constituye quizá el poblamiento más antiguo de la comarca.
Otros testimonios de civiliaciones anteriores se hallan en la Sierra (fuente de Haza), el Pasico, los aljibes del Zelayo, los Falces y Boquerón, o en la torre vigía en el cerro de Balsaín. Y por supuesto en la Cueva de los Letreros, abrigo del Gabar o Cueva del Queso, declaradas en 1998 Patrimonio de la Humanidad al encontrarse en ellas importantes pinturas rupestres de la edad neolítica.