Sólo se puede llegar a Formentera en barco desde Ibiza. Esta inaccesibilidad la convierte en un lugar tranquilo donde huir del estrés y de la masificación. Se puede disfrutar de la isla paseando en bicicleta o bañándose en su más de 20 km de playas.
A pesar de tratarse de una isla pequeña, su forma recortada hace que tenga una gran extensión de costa (82 km.) en proporción a su superficie. A lo largo de la costa hay muchas playas, de grandes y pequeñas dimensiones y numerosas calas y rincones solitarios en los que perderse, como por ejemplo: las piscinas naturales, el pueblo de San Agustín de Es Caló, zona de Migjorn,... El secreto de la existencia de un mar cristalino y de las largas playas de Formentera que la diferencian del resto del Mediterráneo, es la pradera de posidonia que rodea la isla, una depuradora natural que limpia el agua y permite la sedimentación de la arena en el litoral.
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