Murallas y Palacios de Marrakech
Las murallas de adobe de la ciudad siempre impregnadas de una intensa luz ocre que amalgama con el azul de su cielo y el verde de sus palmeras.
Destacan las puertas de Bab Doukkala (de origen almorávide), Bab el Khemis, Bab El Jadid, Bab el Debbagh, Bab er Robb y Bab Agnau, una de las más bellas entradas a la alcazaba.
Visita obligada resulta el Palacio Real Dar el Makhzen de origen almohade, que ha sido agrandado y embellecido por las dinastías posteriores. El Mechouar (patio de armas) interior da paso al Gran Mechouar donde tienen lugar las célebres “fantasías”.
En el palacio de la Bahia (la Brillante), podrá descubrir el profundo Oriente.
Construido a finales del XIX, es un bello ejemplo de residencia principesca con el sonido del agua a través de patios interiores que permanecen semiocultos ante nuestros ojos.
El palacio Badí, conocido también como “el incomparable”, fue construido por Ahmed el Mansour en mármol, celias, onix, estucos labrados y madera esculpida. Hoy sólo queda la estructura, que es donde se celebra el Festival Folklórico de Marrakech.
El museo Dar si Said, dedicado al arte y la cultura local se ubica en un palacio que le sorprenderá por la profusión de detalles y su gran belleza.
Por su parte Las Tumbas de los Saadíes, consta de dos mausoleos, el más suntuoso de los cuales cobija -en una sala con una cúpula de madera de cedro dorado sostenida por doce columnas de mármol de Carrara- los restos de Mulay Ahmed el Mansour (s XVI). La leyenda dice que el mármol se obtenía intercambiándolo por su peso en azúcar.
Desde allí es obligado conducir nuestros pasos hacia el museo Dar si Said, dedicado al arte y la cultura local. Un palacio que le sorprenderá por la profusión de detalles y su gran belleza.
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nº 56.
Fotografía: Reportaje fotográfico © Clara H. García