De visita a los templos de Salamanca

 2012-12-09  Autor: RV Edipress

Cada vez son más los viajeros que sienten la curiosidad de conocer el amplio abanico de patrimonio religioso que hay en España. Un país que conserva un gran número de iglesias, catedrales, conventos y monasterios lugares de recogimiento que, en su gran mayoría, están declarados Patrimonio de la Humanidad o monumentos de interés turístico.

Es el caso de Salamanca, que alberga una extensa lista de templos que permiten recorrer la ciudad alejándose del bullicio que recorre las calles. Gracias a esta ruta, el viajero entenderá por qué la religiosa y literata Santa Teresa de Jesús eligió Salamanca como el escenario de su madurez y el lugar donde escribió su proyecto espiritual y reformador.

Salamanca es una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO debido a su amplio y variado abanico de construcciones monumentales. Muchas de ellas erigidas para albergar el culto a la vida religiosa y contemplativa, son pequeños espacios abiertos al público. Además, el viajero podrá seguir las huellas de la religiosa y literata Santa Teresa de Jesús que eligió Salamanca como la urbe donde culminar su obra con el libro de las Fundaciones.

En este recorrido religioso además de las dos Catedrales, los dos grandes templos por excelencia, se encuentran siete pequeños templos que guardan entre sus gruesos muros numerosas leyendas de los personajes que han pasado por allí a lo largo de los siglos. Así, por ejemplo, el viajero descubre la Iglesia de San Benito, vinculada a la nobleza salmantina, un espacio que fue cabecera de uno de los bandos más importantes de la urbe: los benitinos, grupo que protagonizó uno de los enfrentamientos más populares en la Edad Media por obtener el control del gobierno de Salamanca. Esta parroquia, que se estableció en 1104, fue también el escenario del bautizo del clérigo y Arzobispo de Santiago de Compostela, Alfonso II de Fonseca.

Y muy próxima a la Plaza Mayor de Salamanca, visita obligada, el viajero se encuentra con la Plaza de Carrillo donde se ubica la Iglesia de San Martín que, junto con la Catedral Vieja, es uno de los ejemplos de construcciones románicas de la ciudad. Un templo que, desde la Edad Media, estaba vinculado a la zona comercial y mercantil de la urbe, ya que, antes de que se construyera la Plaza Mayor, este era el lugar donde se concentraban todas las tiendas y mercados. Este santuario también tuvo un gran peso en la política puesto que allí se celebraban las reuniones del Consejo de Salamanca. Además, su campana llamaba y regulaba los principales acontecimientos urbanos tales como los puestos de los mercados, la celebración de las fiestas y las corridas de toros.

Continuando con el paseo, el viajero llega hasta la Puerta de Zamora donde se encuentra la Iglesia de San Marcos, declarada monumento histórico-artístico nacional en 1931. Un templo muy característico construido en la zona de la antigua muralla que, dispone de una forma un tanto peculiar con una base redonda y un interior con tres ábsides y tres naves. Durante su reconstrucción se descubrieron pinturas murales del siglo XIV, una mesa de altar románica y el Cristo gótico que preside, actualmente, en el presbiterio.

Y sin salirse de la ciudad y cruzando el puente romano se encuentra la Iglesia de Santiago construida en el siglo XIII como espacio de culto de los mozárabes. Cuenta la leyenda que este templo fue edificado por un miembro de la familia Maldonado como una promesa por haber salido con vida de la batalla contra los moros de Córdoba.

Muchas construcciones monumentales de Salamanca están ornamentadas con figuras muy curiosas como es el caso de la famosa ‘rana y calavera’, en el pórtico de la Universidad, el ‘astronauta’, en la Catedral Nueva, o la ‘masturbación’, en el Patio de Escuelas. Pues bien, lo mismo ocurre en la Iglesia de San Juan Bautista de Barbalos decorada con perros ornamentados con rostros, cabezas de animales y una escena musical compuesta por un tañedor de rabel, otro de tamboril y un personaje que realiza una cabriola. La leyenda cuenta que en esta parroquia predicó San Vicente Ferrer.

Y como Salamanca estaba considerada como una ciudad de culto, también hubo cabida para levantar un templo dedicado al santo británico Tomás Becket, arzobispo de Canterbury, la Iglesia de Santo Tomás Cantuariense. En su interior, concretamente en el arco triunfal, se encuentra una representación de un enfrentamiento de dos jinetes: por un lado, el vencedor representado por un noble cristiano con un escudo normando, y el perdedor, descrito como un musulmán de rasgos oscuros.

Y casi a las afueras de la ciudad se encuentra la Iglesia de San Cristóbal, erigida por los caballeros de la Orden militar del Hospital de Jerusalén en 1145. Esta parroquia sirvió como principio de la acción repobladora en el territorio. Este templo estuvo cerrado al público debido a su mal estado hasta que entre 1985 y 1994 se reconstruyó y recibió el premio Europa Nostra a la protección del patrimonio arquitectónico en el año 2000.

Pero sucede que en Salamanca, junto a los grandes y pequeños lugares de espiritualidad, conviven otros donde la oración, el rezo o el silencio se convierten en tareas diarias. Se trata de los conventos, en algunos de ellos, desde hace siete siglos, se ocuparon por grupos de mujeres que buscaban la comunicación con Dios. La ciudad alberga cuatro de estas construcciones como son el Convento de Santa María de las Dueñas, donde el ‘turista religioso’ podrá contemplar la belleza del claustro que, además de ser un goce arquitectónico, refleja la vida de retiro y paz interior.

También destaca el Convento de Santa Clara, una construcción del siglo XIII y habitado por la Orden de las hermanas Franciscanas y el Convento de las Úrsulas, que desde 1992 es una abadía de clausura donde residen las monjas de Santa Clara. Y, por último, destaca la Casa de Santa Teresa de Jesús, donde vivió la religiosa durante cuatro años y donde se inspiró para escribir el famoso poema ‘vivo sin vivir en mí’. Actualmente este edificio alberga a las Siervas de San José.

Y es precisamente esta devota y literata la que dejó huella en la vida religiosa de Salamanca, donde llevó a cabo la Séptima Fundación y comenzó a escribir su libro de las Fundaciones, su proyecto espiritual y reformador. La religiosa tuvo un papel muy destacado en Universidad salmantina, donde ejerció su magisterio y fue la primera mujer nombrada Doctora Honoris Causa, post-morten, estando Miguel de Unamuno como vicerrector. El viajero podrá seguir sus pasos a través de los espacios patrimoniales de la ciudad vinculados a la Santa como son: la capilla dedicada en la Catedral Nueva, el Cielo de Salamanca y el Aula de Fray Luís de León, en la Universidad, el Convento de San Esteban, lugar donde se encuentra su confesionario, la Casa de Santa Teresa y el Convento de los Carmelitas.

Sobre Salamanca

Salamanca es una ciudad contemporánea y viva las 24 horas del día y siempre dispuesta a acoger al viajero. Una urbe Patrinomio de la Humanidad desde 1988, por la UNESCO, que atesora patrimonio, cultura, ocio, naturaleza y gastronomía. Pasear por Salamanca se convierte en toda una aventura por ser esta un escenario monumental donde destacan la Plaza Mayor, La Casa de las Conchas, La Catedral Vieja y la Nueva, entre otras construcciones que el viajero encuentra a su paso mientras disfruta de la gastronomía tapeando por sus calles. La oferta de ocio y naturaleza completan los atractivos de este destino referente en el turismo de interior.

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