Ciudad Real, donde remansa el agua
Descubra un rincón de la geografía española en el que literatura y teatro, magia y tradición, cultura y gastronomía comparten protagonismo con lagunas infinitas, inesperadas cascadas y espectaculares espacios naturales donde la vida despierta cada día al arrullo del agua.
Viajar al corazón de España y saborear la quintaesencia manchega pasa por recorrer a fondo la provincia de Ciudad Real.La mejor opción es hacerlo en coche, para descubrir con calma todos los puntos de interés de un destino muy completo, que conjuga naturaleza, cultura, gastronomía y fiestas singulares con el reclamo sempiterno del Quijote y sus molinos.
Este año el viajero cuenta, además, con un pretexto inmejorable. El agua ha vuelto al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, despertando de su letargo a este maravilloso humedal que hasta hace sólo unos meses estaba en grave peligro.
Las abundantes lluvias de los meses de invierno y primavera, tras años de sequía, y los trasvases extraordinarios de la cuenca del Tajo han permitido que la vida vuelva a esta Reserva de la Biosfera, de importancia internacional. El parque de Las Tablas está compuesto por casi 2.000 hectáreas de humedales, estratégicamente situadas en las rutas migradoras de miles de aves y desde hace muchos años han sido utilizadas como zona de reposo. Incluso muchas de estas aves escogen estas zona para pasar el invierno.
Caminar sobre el agua
Por todo ello, visitar Las Tablas es una experiencia que el viajero no debe perderse. El paseo circular de la Isla del Pan, el recorrido más espectacular de las tres sendas señalizadas para recorrer el parque, discurre a través de dos kilómetros y medio bordeando bosques de tayares sobre pasarelas de madera que casi besan las aguas.
Una gran variedad de aves acuáticas pueblan la zona. Entre las más adaptadas al agua se encuentran el somormujo lavanco, el zampullín común y el zampullín cuellinegro. Garzas, garcillas, martinetes y todo tipo de anátidas ibéricas se pueden observar dependiendo de la época en la que visitemos el parque, pues la naturaleza en el parque cambia al ritmo de las estaciones. Entre masiega, carrizo, enea, juncos y limonios se desenvuelve la vida.
El mejor momento para avistar a los habitantes del Parque de Las Tablas es la primera hora de la mañana, cuando la afluencia de público es menor y sobre las aguas reina el silencio. Las primeras luces del día embellecen las fotografías y el viajero no olvidará fácilmente la panorámica desde la torre de Prado Ancho.
Un alto en el camino
En el pueblo de Daimiel, el viajero puede realizar una pausa tomando un refrigerio en la Plaza de España o paseando por el casco antiguo. El Museo Comarcal y el Centro de Interpretación del Agua son dos enclaves de interés para completar lo vivido en el Parque Nacional.
La ruta puede continuar en Villarrubia de los Ojos, donde es posible realizar actividades de deporte al aire libre o simplemente disfrutar de la gastronomía local y del animado ambiente de sus locales.
Si esa misma tarde o quizá al día siguiente se desea repetir inmersión en la naturaleza no se puede dejar pasar la oportunidad de conocer las Lagunas de Ruidera, a noventa kilómetros aproximadamente del Parque de las Tablas.
Aquí las lluvias también han contribuido a aumentar el atractivo de este paraje ya de por sí espectacular. Se trata de un complejo de quince lagunas escalonadas, cuyo origen es el río Guadiana. La peculiaridad de este dominio acuático es que las lagunas se enlazan entre sí mediante hermosas cascadas.
Para más información visite la página de turismo de Ciudad Real
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De próxima aparición en Destino Sur de Europa
nº 56.