2012-09-06  Autor: Interface Tourisme Spain / Moonshine Marketing

Música y gastronomía en Yemen

En el norte de Yemen, en aldeas remotas, todavía se escuchan canciones escritas con hermosos versos recitados e interpretados desde tiempos ancestrales. La supervivencia de este legado que expresa los sentimientos más profundos de esos pueblos, es fruto de una transmisión en cadena que pasa de generación en generación. Una sabia y frágil costumbre de valor incalculable que la convierte en parte del patrimonio intangible yemení.


En los altiplanos de los Zaiditas del norte de Yemen, poblados valientes y tribus guerreras, se expresan a través del “Zamil”. Originalmente era una canción de guerra. Sus letras hablan de honor y solidaridad colectiva, sus ritmos son muy dinámicos y se inspiran en los pasos de los guerreros. Los poemas glorifican la tribu y la tierra en la que viven. Esta canción se encuentra en continua composición. Nuevos versos se mezclan con los viejos para cantarlos. Con ello consiguen unir tradición y futuro. Esta música se suele bailar en grupos, como la canción “Magyal”, y se canta durante las tardes yemeníes.

Tarab, emoción musical yemenita

También en las estrechas calles de la antigua Sana’a, uno puede tener la oportunidad de escuchar las notas de una vieja canción popular, “Al Ghina Al sana’ani”. Y sentir lo que los yemeníes llaman “tarab”, emoción musical producida por la mezcla del delicado sonido que produce el laúd árabe con la melancolía de su poesía.

Otro estilo de canción es “Tawilah”, lo encontramos si nos alejamos hacia a las afueras de Sana’a, dónde se contemplan paisajes con extensos campos de cultivo de cereales y árboles frutales. En estas tierras descubriremos diferentes tipos de poesía haciendo referencia al trabajo en el campo y a la naturaleza, y que acompañan a los agricultores en su lucha contra la melancolía en su quehacer cotidiano.

Música para aliviar el trabajo diario

En otra región llamada Hugariyah, componen canciones, poemas y cuentos para aliviar el trabajo diario o, simplemente, para expresar sentimientos como tristeza, decepción o soledad abiertamente, sin tapujos. Muchas de estas creaciones suelen ser cortas y cantadas sin instrumentos, y el origen y el compositor suelen ser desconocido. En esta región es muy común la emigración. Muchas de estas canciones las cantan mujeres con tristeza por estar lejos de sus maridos, y reflejan su pena por ser abandonadas o su furia por ser traicionadas.

Hoy día, tan sólo 90 de estas obras son reconocidas por la UNESCO y catalogadas como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad y se caracterizan por la ausencia de fuentes escritas. No obstante, muchas más siguen esperando su reconocimiento y protección, ya que, a través de sus sonidos y representaciones muestran la cultura, la historia y, sobre todo, los pensamientos populares yemeníes.

El estudio y comprensión de las letras de estas canciones, la protección y admiración de este legado por todos, está haciendo que, cada vez más, las personas que visitan Yemen disfruten y sientan las buenas vibraciones de estas legendarias melodías y cuentos que pululan las ciudades y valles del sur de la península arábiga.

La gastronomía de Yemen

Comer bien forma parte de cualquier viaje que se aprecie. La variedad gastronómica de un país es todo un aliciente para el viajero. Cuando uno llega a Yemen se adentra en un mundo completamente diferente y descubre la verdadera esencia de Oriente Medio. Es muy fácil dejarse seducir por el paisaje, la arquitectura, la historia, sus gentes, y como no, por su comida. Cada región te sorprende con sus delicias, con sus diferentes aromas, colores y sabores.

Para los que se pierden por la buena comida, Yemen tiene especial interés, recetas que van desde el pan recién horneado a la leña, a las carnes y pescados especiados y a los postres elaborados con miel recién recolectada del panal. Toda una experiencia gastronómica que hace segregar hasta al más reticente.

Paseando por las calles de Sana’a

Paseando por las calles de Sana’a, la capital, el olfato te conducirá de un rincón a otro en busca de tan particulares olores. Un plato típico para abrir apetito es el “assett”, cereales cocinados a fuego lento y servidos en un cuenco especial llamado “magla” que tiene un agujero en medio para añadir caldo de carne o miel, dependiendo del gusto y el momento, y que se puede acompañar con el pan recién horneado al estilo tradicional.

Si pasamos a las carnes, el plato nacional es “salta”, un guiso de ternera y patatas con fenogreco, una planta típica del sudoeste asiático, y una mezcla de decenas de especias como: pimienta, clavo, azafrán, nuez moscada, canela, cilantro y frutos secos.

Gastronomía en Taiz y la costa

Caminando por la ciudad amurallada de Taiz, podemos perdernos por su zoco y probar el auténtico queso ahumado a la vez que curiosear por las múltiples platerías. O bien, degustar los platos típicos de la zona contemplando las vistas de Jabel Saber, que se sitúa a más de tres mil metros de altura. Una visual de impacto que dejará al visitante sin palabras.
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La costa de Yemen aporta los mejores productos del mar a su cocina. Un rico pescado local recién salido del mar y cocinado en un horno de leña o a la parrilla con especias y picante, es otra opción muy tentadora para los paladares más exigentes.

Las sardinas bajo el sol abrasador en las anclas de los barcos, hasta quedar lo suficientemente secas para ser comestibles se llama “lukham”, la comida favorita de los costeños y de los lugareños de Hadramaut que añaden salsa de tomate picante. Otra variedad es el pescado fresco cocinado con ajo y pimientos verdes llamado “salona”, muy popular en Hodeidah. Es tan delicioso que te hará repetir y repetir.

Postre y café yemenitas

Como no hay buena comida sin buen postre, el “shafout” es una sabrosa alternativa, una masa de maíz y leche o “lahwouh”, que poco antes de servirlo se le agrega yogur natural. Otro postre suculento es el “kunafa” hecho de huevos, leche y queso. Y si queremos algo más ligero, podemos decantarnos por los plátanos bañados en uno de los productos típicos de Yemen, la miel, que sigue estando considerada como una de las mejores del mundo por su ancestral forma de elaborarla. Este postre se llama “fata”.

Y con el postre viene el café que es un símbolo de hospitalidad. Si te invitan a tomarlo, no debes rechazarlo, sería un gesto descortés. Yemen es mundialmente conocido por haber sido uno de los mayores productores de café del siglo XVIII. Actualmente, el café al estilo arábigo o “gahwa” está hecho con cardamomo, azafrán y a veces agua de rosas, pero tranquilo, también existen cafés más suaves como el “qishr”, elaborado al estilo yemení con canela y jengibre.

Déjate llevar por la gastronomía yemení, y tu paladar se adentrará en una cultura milenaria poseedora de leyendas culinarias, de olores y sabores tan inusuales que te harán retroceder en el tiempo y disfrutar de las mil y una noches.

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