Romanos en Valladolid
2011-11-22
La provincia de Valladolid es tierra de tradición. Sus productos, sus imponentes castillos y ese sabor medieval que todavía desprenden muchas de sus villas así lo atestiguan.
Sin embargo, y más allá de la propia capital, existen numerosos enclaves donde el visitante puede encontrar, por ejemplo, la cocina más vanguardista. El caso del restaurante La Botica, en Matapozuelos, al sur de la provincia, es un claro caso de fusión entre los productos de la tierra y la cocina moderna. Ubicado en una antigua casa de labranza, posee un amplio comedor donde se pueden realizar celebraciones, y uno más pequeño y privado que alberga el mueble original de una farmacia. A priori el entorno no deja entrever el vanguardismo de sus platos, lo que genera una sorpresa mayor a la hora de la degustación. El jefe de cocina sorprende al comensal con platos como una mousse de pichón, un capuchino de morcilla artesana y pan de pueblo o un solomillo de ternera de la zona con higos frescos y piña verde rallada.
Un poco más al sur, en Almenara de Adaja-Puras, a una hora aproximadamente de la capital, se encuentra el Museo de las Villas Romanas, un conjunto museístico de reciente construcción formado por dos edificios, el museo propiamente dicho y los restos de una lujosa casa señorial romana. Abierto al público en 2003, es el primer centro turístico-cultural de este tipo en nuestro país. Sin lugar a dudas, lo que más llama la atención es la recuperación de la villa romana, edificada en el siglo IV sobre otra realizada el siglo anterior de la que, actualmente, sólo se conservan los baños. Orientada al este, la vivienda ocupa un área de 2.500 metros cuadrados y sus 30 estancias se organizan a partir de dos grandes patios bordeados por pórticos. Posiblemente lo más importante de toda la exposición sea la zona del Gran Salón de la villa. Si bien el conjunto se encuentra en buen estado, el suelo de esta sala está decorado con un mosaico que tiene como tema el baño de Pegaso, en el que el mitológico caballo alado ha sido sustituido por un ejemplar común, posiblemente uno que el dueño de la villa tenía en alta estima. Se cree que su uso era puramente social, posiblemente para recepciones. La visita a esta villa se realiza por una pasarela elevada que permite no sólo una vista completa de la vivienda, sino una percepción más nutrida de los diferentes elementos que se conservan. Además, el Museo de las Villas Romanas cuenta con una recreación de una lujosa residencia de la misma época que los restos que aquí se conservan, y un parque infantil tematizado donde los niños pueden aprender algo más de la cultura romana. Un elemento que mantiene la línea de trabajo de la Diputación de Valladolid
de generar un turismo activo y didáctico.
El Museo se completa, como no podría ser de otro modo, con una zona expositiva donde los elementos audiovisuales, las maquetas, los paneles explicativos y las piezas originales se unen para tratar de ofrecer una visión completa del mundo romano.
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