Articulo

La D.O. Ribera del Guadiana, una de las más extensas de España, comprende unas 14.400 hectáreas de viñedos y engloba 120 municipios, concentrados a su vez en seis sub-zonas vitivinícolas: Cañamero, Montánchez, Tierra de Barros, Matanegra, Ribera Baja y Ribera Alta.

La mayor parte de productores y bodegas los encontramos en Tierra de Barros, donde el viajero puede dejar guiar sus pasos por una interesante ruta, visitando bodegas, conociendo la gastronomía local, disfrutando de los principales recursos naturales y culturales de la zona y realizando actividades complementarias.

El vino extremeño, que hace una década era sinónimo de cantidad y granel, se ha convertido ya en un artículo de alta calidad, en un producto mimado desde el cuidado en la viña y el esmero en la vendimia hasta el diseño de la botella.

La calidad de sus suelos, ricos en nutrientes y con notable capacidad para la retención de agua, el clima y la variedad de las uvas contribuyen a que, junto al saber hacer de los bodegueros, los vinos despunten y sean valorados en los mercados tanto nacionales como internacionales.

Desde esta singularidad se continúa apostando por nuevas fórmulas de elaboración, que van desde el fomento de nuevas variedades o la mejora en los métodos de vendimia, hasta una modernización de las instalaciones con el aumento del parque de barricas para los caldos de crianza.

La Ruta del Vino Ribera del Guadiana constituye un recorrido por sus bodegas, museos, restaurantes y un sinfín de establecimientos y actividades que el visitante podrá elegir por temáticas afines a las necesidades enológicas requeridas.

Tradición milenaria

El primer documento histórico sobre el cultivo del vino en Extremadura es un mosaico del siglo III en la casa del Anfiteatro de Augusta Emérita que muestra a tres personas pisando uva.

Desde entonces, las tierras que engloban la Denominación de Origen Ribera del Guadiana han acogido multitud de pueblos, culturas y acontecimientos históricos; pero si algo se ha mantenido estable durante miles de años ha sido su orografía, que posibilita la existencia de distintos tipos de suelo y microclimas que hacen que Ribera del Guadiana goce de una riqueza envidiable.

Y aunque la variedad de tierras se traduce en variedad de uva, también es cierto que elementos comunes como el origen geológico de los suelos o las tradiciones culturales y productoras dan lugar a rasgos comunes en la producción vinícola.

En Ribera del Guadiana se producen hasta 21 especies distintas de uva. Así, especies autóctonas como la Cayetana Blanca, Pardina o Montúa dan lugar, fermentadas en barrica, a vinos blancos jóvenes y modernos, estructurados y ricos en matices que son un regalo para los sentidos. Los tintos, sometidos a larga crianza o bien a un ligero paso por el roble, con variedades como tempranillo y garnacha, adquieren cada vez una reputación mayor.